En la mayoría de los casos el sistema inmune del propio animal es el causante del “ojo seco”. Ya que el sistema identifica sus propias glándulas lagrimales como extrañas he intenta destruirlas. Si el “ojo seco” no se trata, las glándulas lagrimales continuaran dañándose hasta poder producir daños irreversibles como la ceguera.
Para evitar daños irreversibles la mejor solución es prevenir, y la única persona que será capaz de diagnosticar adecuadamente a nuestra mascota será un veterinario.
Prevenir el "ojo seco" es tan sencillo como efectuar un test de Schirmer. Este test consiste en medir la producción de lágrima de nuestro perro colocando una pequeña tira de papel bajo su párpado.