Todos los que tenemos gatos nos hemos encontrado alguna vez con una desagradable sorpresa en forma de vómito, de bolas de pelo, en el pasillo, la cocina o encima de cualquier superficie, en dónde no queremos por nada del mundo encontrar tan inoportuno presente, pues os diré que es lo mejor que nos podía pasar. Los gatos son conocidos por su exagerado afán de limpieza. Pero cada vez que se lamen es para limpiarse arrastra pelos muertos que terminan siendo tragados y por desgracia, no todos acaban en la caja de arena.
Nosotros, las personas, cuando decidimos tener una mascota no pensamos más allá del simple placer de compartir con un animalito nuestros momentos de ocio, soledad y en definitiva, el máximo tiempo de nuestra vida con ellos. Pero las mascotas y, en el caso que nos ocupa, nuestros gatos pueden albergar en sus pequeños cuerpos presencias “non gratas”. En este artículo os vamos a hablar de los inoportunos ácaros y su manía por instalarse en los oídos de nuestros gatos. Existen diferentes tipos de ácaros y todos ellos pueden vivir en las orejas de nuestros gatos.
Nuestras mascotas se parecen más de lo que nos podemos imaginar a los humanos. Con esta afirmación no pretendemos que los dueños humanizan a las mismas, pues en muchas ocasiones, nos estaríamos equivocando. Pero por ejemplo, el mal aliento o halitosis que en ocasiones presentan nuestras mascotas, es reflejo de que algo no va bien. Aunque es menos común que en los perros, los gatos también pueden sufrir este problema y por tanto, también debemos estar atentos a cualquier alteración del aliento de nuestro felino.
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