Si tienes una gata y crees que pueda estar embarazada, es muy importante saber detectar los síntomas que te demuestran si esto es así, para prestarle a atención veterinaria y nutricional más adecuada para su estado.
Algunas de las pautas más destacadas en casos de embarazo son:
- Tu gata, a las tres semanas de embarazo todavía no se le nota el vientre hinchado pero ya comienzan a inflamarse sus pezones y, además, se ponen de un color más rosado.
- En la cuarta semana de embarazo comenzará a notarse la hinchazón de su vientre y su apetito aumentará notoriamente.
- En la quinta semana, ya es hora de visitar al veterinario para controlar el crecimiento del embrión y ver si nuestra gata está bien alimentada o requiere de alguna dieta especial para enfrentar el resto del embarazo.
- Cuando se cumplan las seis semanas ya no habrá dudas de su embarazo, podrás notar muchos cambios en su comportamiento, la verás más cuidadosa en cada movimiento, ya no se estirará tanto ni hará esas acrobacias a las que nos tienen acostumbrados. También es muy probable que deje de salir de la casa y su apetito seguirá en aumento.
- Tu gata, en la semana número siete acentuará los cambios de comportamiento: notarás signos de excitación ya que ella comienza a sentir los movimientos fetales; este es el momento en que ella comienza a buscar el lugar que luego elegirá para dar a luz a sus bebés. A estas alturas de su embarazo tu gatita no deberá salir de la casa por ningún motivo.
- Alrededor del día 61 comenzará su trabajo de parto; esto lo notarás por su llanto o quizás ronroneo exagerado y también porque ella se verá muy inquieta.
Las primeras 3 semanas después de parir son cruciales para el desarrollo de los gatitos y tu gata dedicará las 24 horas del día a alimentarlos, limpiarlos y cuidarlos. Como los gatitos nacen ciegos y sordos son muy frágiles y necesitan de su ayuda constantemente. Su comportamiento durante estas semanas seguramente será muy atento y nervioso. En estas semanas la gata buscará diferentes lugares donde colocar a sus cachorros. Esto la gata lo hace para protegerlos de cualquier depredador, que en este caso eres tú, por eso no te alarmes si la observas muy nerviosa o ansiosa.
Para evitar que la ansiedad la preocupe, mantén las visitas al mínimo. Es tentador entrar y ver a los gatitos, pero la gata puede verlo como una amenaza y defenderá a sus pequeños como mejor pueda. La gata acaba de ser madre y por muy cariñosa que haya sido contigo, ahora su prioridad son ellos. Así que evita en la medida que puedas que intrusos jueguen con sus crías… al menos por ahora.
Importante: Si la gata es madre primeriza o fue separada de su madre demasiado pronto puede que su comportamiento sea aún más agresivo. Procede con cautela. Si notas que no está alimentando a los gatitos como debe, con mucha calma, colócalos cerca de ella para hacerle entender a la gata que los gatitos tienen que alimentarse. Pero si observas que tu gata sigue sin alimentar a sus pequeños quizás se trate de que no está bien de salud y no puede alimentarlos. En ese caso, lleva a la gata al veterinario de inmediato.
En el caso que la gata sea adoptada de la calle se recomienda llevarla desde un principio al veterinario pues probablemente no tiene vacunas al día.
Por último, para todos aquellos dueños que crean que no pueden con una gata embarazada y sus consecuencias, tu veterinario te puede ayudar, por ejemplo esterilizando a la gata.